MINISTERIO PÚBLICO DE LA MUJER

Hay tradiciones en nuestro contexto social que, aunque los cristianos las hayamos asumido, no provienen de Dios. Incluso, podemos estar manteniendo limitaciones para las mujeres en la iglesia y la familia que proceden de un contexto social ya pasado.

El ministerio de hombres y mujeres era vital en la iglesia primitiva para el desarrollo de su misión. En Cristo no hay división. No puede haberla, ya que todos, hombres y mujeres, están «revestidos de Cristo» (Gálatas 3:27). En la asamblea cristiana caen todas las barreras que han lastrado a la Humanidad desde la Caída, y es hermoso que el Cuerpo de Cristo sea una viva expresión de las dos caras de la imagen de Dios.

Durante demasiado tiempo, ciertos “pasajes conflictivos” se han usado para justificar una posición tradicionalista, que se basa más en la herencia de algunos misioneros británicos que en una buena exégesis de los textos. Porque, sin duda, éste es un tema de hermenéutica bíblica fundamental.

Lamentablemente, reconoce Pablo Wickham, «las Asambleas de Hermanos hemos sido por regla general unos intérpretes muy deficientes en esta cuestión y un tanto hipócritas en la práctica.»

A la luz de sencillas reglas hermenéuticas (como que los textos no deben sacarse de su contexto u observarse aisladamente, que siempre deben tener precedencia los más claros o generales sobre los más oscuros o que ofrecen dudas, y que el texto bíblico ha de interpretarse cristológicamente), en este libro se aborda un asunto que trasciende cualquier consideración denominacional y atañe, en el fondo, a la esencia del Evangelio.

No se plantea en estas páginas un juicio de valor hacia quienes adoptan una u otra postura respecto de la participación de la mujer; ni supone la superioridad moral de quienes abogan por su libertad plena, ni tampoco de quienes adoptan una postura tradicional. Pero es vital para la comunión entre todas las iglesias evangélicas y nuestro testimonio colectivo delante de la sociedad española, que recuperemos la visión bíblica y neo-testamentaria de este tema.



«Corresponde a la iglesia del Señor honrar a la mujer y devolverle al lugar que le corresponde, por lo que recomiendo la lectura de este nuevo libro con reconocimiento y gratitud.» (Stuart Park)